Cementerio de Santa Rita de Abajo, Sinaloa, México

 Un rincón de memoria en la Sierra Madre Occidental

Enclavado en el corazón de la majestuosa Sierra Madre Occidental, se encuentra un pequeño cementerio que parece suspendido en el tiempo. Su atmósfera es serena, casi mística, y sus tumbas —de una diversidad sorprendente— narran silenciosamente la historia de quienes habitaron estas tierras. Hay sepulturas de piedra desnuda, austeras y sin ornamento, y otras que adoptan la forma de pequeñas casitas, como si quisieran ofrecer abrigo eterno a sus moradores.

Lo que más me sorprendió al recorrer este camposanto fue la abundancia de veladoras. Nunca, en ningún otro panteón de México, había visto tantas. Están por doquier: sobre las lápidas, en los nichos, al pie de las cruces. Algunas aún conservan restos de cera derretida, otras parecen recién encendidas. Esta profusión de luz revela una devoción persistente, una presencia viva que se niega a desaparecer.

Entre las tumbas, destacan algunas que datan de principios del siglo XX. Son testigos de generaciones pasadas, de costumbres y creencias que aún resuenan en el entorno. También hay lápidas de cantera, burdamente labradas, con figuras de cruces talladas a mano. Su tosquedad no les resta belleza; al contrario, les confiere una autenticidad conmovedora. Creo que podrían ser los registros más antiguos de este cementerio, vestigios de un pasado que se resiste al olvido.

Este lugar, aunque modesto, guarda una riqueza simbólica y cultural invaluable. Es un santuario de memoria, donde la piedra, la cera y el silencio se conjugan para contar historias que merecen ser escuchadas.



































No hay comentarios.:

Publicar un comentario

Por favor, siente la libertad de escribir algún comentario, observación o critica, me dará mucho gusto conocerla. Gracias.