Este cementerio data desde 1916, cuando fueron trasladados algunos cuerpos que se encontraban en lo que hoy es el Parque Hidalgo, aunque se sabe que anteriormente el terreno que actualmente ocupa el cementerio ya fungía como cementerio. El panteón 5 de Diciembre es el panteón tradicional de las familias de Vallarta.
“En 1951 se estrenó un nuevo cementerio, en el oriente de la ciudad, donde ahora inicia la calle de San Salvador, llamado Panteón 5 de Diciembre. Cuando el espacio del viejo cementerio empezó a ser requerido para nuevas obras, entre ellas el Centro de Salud y la Iglesia de Nuestra Señora del Refugio, los vallartenses se vieron en la necesidad de trasladar los restos de sus difuntos al nuevo cementerio. Sin embargo, algunas osamentas quedaron por siempre en el lugar, lo que origina una serie de relatos y leyendas. Cuenta la gente que por las noches obscuras se aparecía una mujer que hacía el recorrido a pie, desde el viejo al nuevo cementerio. También se decía que solicitaba el servicio de transporte a los pocos choferes de taxi que entonces había. Los que la veían, afirmaban que la mujer levitaba y se perdía al atravesar los muros del Panteón 5 de Diciembre.
Esta es la versión del cronista vallartense maestro Juan Manuel:
LA MUJER DEL PARQUE HIDALGO.
El taxista miró a una mujer en la esquina del parque Hidalgo solicitándole servicio. Era una noche de tiempos de aguas, en la década de los sesenta. Había caído una tormenta por la tarde y aun lloviznaba. El sistema eléctrico, averiado por un rayo, se manifestaba apenas en faroles parpadeantes de luz mortecina.
El taxista paró. Calculó las veintitrés horas. Decidió que éste sería el último viaje. La mujer lucía, enfundada en negro vestido de medio paso, con círculos blancos, grandes, como pesos antiguos de plata. La mitad de su rostro estaba cubierto por densa cabellera; la otra, por la penumbra. Al subir ella, el taxista se sintió inmerso en atmósfera de rosas frescas.
-Lléveme por la calle de San Salvador, cerca del panteón nuevo- pidió la pasajera.
Por la voz, al taxista le pareció una mujer joven; por su fragancia, una dama interesante. Imposible mirar su cara en el espejo retrovisor: recién se había averiado la luz del interior; así es que, con la curiosidad insatisfecha y los ánimos en ascenso, enfiló hacia el panteón, abierto hacía ya algunos años.
-La voy a llevar sólo porque se trata de una mujer-dijo el taxista-, pero… con la lluvia, esa calle debe estar hecha un lodazal. ¿Es usted casada?
La mujer no contestó. El coche avanzaba por calles desiertas y en tinieblas.
El taxista insistió:
-Perdone usted, pero se siente feo que lo dejen con la pregunta sin contestar…
El perfume de la mujer pareció intensificarse, al igual que su silencio. Él, turbado, intentaba con la luz de cada relámpago descubrir por el retrovisor el rostro de ella.
Por fin llegaron a la calle San Salvador y, como lo supusiera el hombre, estaba hecha un desastre, debido al arroyo que por ahí corría; pero más lo estaba su curiosidad y su cordura: el perfume lo excitaba.
-Por amor de Dios- volvió a la carga el taxista- ¿tiene usted marido?
-Si – habló por fin la mujer-, pero sus huesos mal descansan en el viejo panteón del parque Hidalgo.
– ¡Ah! ¿Fue él de los que no encontraron cuando el traslado de los restos al nuevo camposanto? – preguntó el hombre -.
– Si.
-Y ahora… ¿viene de visitarlo?
-Vengo de consolarlo- dijo la mujer, al tiempo que caía un rayo cerca de ahí.
El taxista atisbó por el retrovisor y descubrió vacío el asiento trasero. Un escalofrió le corrió por la espalda, pero atribuyó el fenómeno al encandilamiento cuando volvió a escuchar a la mujer:
-Hay separaciones muy dolorosas.
-Si, lo entiendo- afirmó el taxista.
-Usted no puede entender esto. Pare aquí y espere; ahora regreso a pagarle.
Ella bajó y se alejó del coche. Los círculos blancos de su vestido eran ojos que se acercaban, diluyendo la oscuridad.
Un relámpago permitió al taxista mirar a la mujer cuando levitaba y trasponía la puerta cerrada del panteón. El escalofrío lo estremeció de nuevo.
El perfume de rosas… se transformaba en hedor de muerte.”
Fuentes:
http://www.noticiaspv.com/panteon-5-de-diciembre-parte-de-la-historia-de-puerto-vallarta/
http://www.milenio.com/region/panteones-puerto_vallarta-afluencia-reporte_0_182982003.html
https://magaterrenal.wordpress.com/tag/historia-de-puerto-vallarta/
Me pareció muy interesante relato e historia, pero sobre todo, muy especiales fotografías.
ResponderBorrarMe pareció muy interesante relato e historia, pero sobre todo, muy especiales fotografías.
ResponderBorrarGracias, pero el mérito es para la población que cuida las tumbas de sus seres queridos, yo solo capto el momento, ya sea una flor, un color o una escultura. Saludos y gracias por visitar el blog.
BorrarMañana 02 de Noviembre del 2018 Haré un vídeo sobre el cementerio 5 de Diciembre, he leído y observado todo en éste blog y he aprendido mucho. Gracias por tan bellas fotos e interesante historia y leyenda.
ResponderBorrarEste comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderBorrarGracias a ti por visitar el blog. Te deseo mucha suerte en la realización de tu video y sobre todo gracias por ayudar a difundir la cultura en el cuidado de los cementerios de México. Un fuerte abrazo.
BorrarNunca habria considerado pensar como seria un cementerio en Puerto Vallarta si tiene sus datos interesantes y buena recopilacion de fotos
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