Cementerio de Ahuacatlán, Nayarit

Este poblado posee una gran riqueza histórica, su cementerio es muy limpio y ordenado, en su área más antigua puede apreciarse una buena cantidad de obeliscos muy ornamentados, de gran tamaño, de piedra cantera, así como con algunos adornos de mármol. También existen algunos mausoleos, todos ellos de finales del siglo XIX. En lo que respecta al arte funerario actual se aprecian ángeles, vírgenes y cristos de edad moderna. También existen en algunas de sus tumbas algunos paisajes religiosos.

Aunque sus tumbas más antiguas son de finales de 1800’s es posible que tumbas más antiguas se encuentren en el atrio de la catedral del pueblo, ya que era la costumbre de la época.

Buscando en internet se pueden encontrar una serie de relatos como los que citan a continuación, escrito por Francisco javier Nieves en el Periódico express de Nayarit :

Cuenta la leyenda que en los años 60`s, un taxista de Ahuacatlán se encontraba en un callejón, cerca de la escuela Fray Pedro de Gante, esperando a una persona que había solicitado su servicio, cuando de repente, sin sentirlo, una mujer estaba sentada en la parte posterior de su auto. Consternado, pensó que se había dormido y por ello no la había escuchado entrar, así que se incorporó rápidamente y le preguntó hacia dónde la llevaba.

“Me puede llevar al panteón de la Puerta Blanca”, dijo la chica. El chofer no dudó ni un minuto en llevarla, pues era muy común que la gente fuera al panteón debido a que no había tanta delincuencia como ahora.

Encendió su auto y se dirigió hacia allá. Ya habían recorrido algunas cuadras cuando la mujer le pidió que si le podía prestar su chamarra de piel, pues tenía muchísimo frío. El hombre se la dio para que ella se la pusiera.

Al llegar al sitio indicado, ella le pidió que la dejara exactamente en la entrada principal del panteón, bajó del taxi y le pidió que si podía pasar por su chamarra al día siguiente y recoger su pago. Así que le dio la dirección y sin ningún temor se dirigió a la reja del panteón para cruzarla, sin ni siquiera abrirla.

El hombre se extrañó, pero no le dio importancia, ya que en la oscuridad nada se puede ver claramente.

Al día siguiente, el taxista fue a la dirección que le había dado la mujer. Era una casa grande pero descuidada. Al tocar la puerta salió una persona ya adulta, el taxista simplemente le preguntó por la joven. El señor, consternado, aseguró que ahí no vivía nadie, más que él y su mujer.

De pronto, en la sala, el taxista vio su chamarra así como la fotografía de la muchacha… “¡Esa es la chica que llevé al panteón!”, gritó confundido.  

El anciano, asustado, le explicó al taxista que ella era su hija pero que había muerto hace más de seis años... y la chamarra se la había encontrado su esposa en la mañana, cuando fue al panteón a visitar la tumba.

Fue ahí cuando el anciano le contó la historia, la cual decía que ellos se opusieron a la relación de su hija con un taxista, y que por no ser de su mismo estatus social, la encerraron para que no lo volviera a ver y ella se dejó morir por amor.

El taxista, sorprendido, salió de la casa sin esperar la paga y llevándose consigo su chamarra. Hasta hoy, no hay taxistas que lleve a esas horas de la noche a una mujer sola al panteón.

Uno de los problemas que tal vez se enfrenten las construcciones o monumentos de este apacible cementerio son los hundimientos, que ya se observan en algunas de las tumbas mas antiguas, principalmente aquellas que se encuentran en el suelo arcilloso. 

Fuentes Bibliográficas:

http://www.periodicoexpress.com.mx/nota.php?id=228505

http://fran12.galeon.com/aficiones1062870.html

http://www.regionaldelsur.com/ahuacatlan-un-pedazo-de-historia/

http://www.rivieranayaritblog.com.mx/2012/12/la-leyenda-de-ahuacatlan.html

http://www.periodicoexpress.com.mx/nota.php?id=242784